Qué te puedo decir? Ser mamá es una combinación de algo fácil y difícil al mismo tiempo… Al principio, la primera vez que me di cuenta que alguien ya existía dentro de mí me asusté muchísimo, el mecanismo en sí de cómo había pasado aquello lo conocía bastante bien, pero nunca me imaginé y menos a esas edades en que eres todavía una mezcla entre súper héroe e inmortal. Sin embargo lo tomé bastante bien y desde que llegó a mi vida, he ido creciendo yo con él y él conmigo.
La segunda vez aceptarlo y vivirlo fue más fácil, si no menos doloroso. Es una lástima que seas hombre, porque esto por más de que te lo explique nunca podrás comprenderlo al 100%, es una cuestión de género más que de otra cosa. Sólo imagínate lo que es saber que vas a sentir el peor dolor de tu vida, que vas a servir de puente para que alguien llegue al mundo. Es un sufrimiento aceptado, es casi un sacrificio pero el premio no tiene fin.
La maternidad es un sentimiento que podría describirlo como egoísta porque es entre aquella mujer y su hijo, muy profundo… Darías tu vida por alguien? Yo ya la he dado dos veces!!!! Es muy impresionante la fuerza y el poder de una mujer en esos momentos, casi inderrotable. Por unos momentos ella es un dios capaz de crear y hacer llegar al mundo a un ser diferente, alguien nuevo bajado del cielo por las manos de los ángeles.
Si lo piensas todos estamos aquí gracias a la fuerza de nuestras madres, a ese momento en que no se puede decidir solo pensar en hacer lo mejor que puedas para tenerlo entre los brazos.
La maternidad es una ternura, un símbolo místico, la perfección de la naturaleza. Es un recurso inagotable porque mujeres hay miles y en sus vientres millones de semillas todas listas, preparadas incluso desde antes de nacer.
No existe un momento de mi vida que no agradezca la oportunidad que se me fue dada, que no vea a mis creaciones andar por la casa, pelearse por mi regazo, pedir de comer, mirar la TV, escucharlos hablar y reír, despertarse y jugar, ser ellos hasta cuando se amarran los zapatos. Con sus personalidades de formas y colores distintas a las mías, pero tan míos como el aire que respiro aunque sea por un momento, por su infancia.
Y los veré levantar vuelo y sonreiré, segura, tranquila que fui yo la que les di la vida.
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