martes, 11 de septiembre de 2007

Cosas de la Vida

Todos tenemos un ángel de la guarda, mejor dicho un dicho un guardián para nuestra vida, el mío casi ninja y trabaja horas extras desde que decidí salir a conocer la vida. Debo confesar que no debe ser nada fácil su trabajo conmigo, porque soy terriblemente despistada, recuerdo una vez que casi me maja un auto por ir pensando en los *·%%·&%·- de alguien y frenó en mis narices, bueno probablemente más en las tuyas que en las mías ángel mío!!! Además soy inquieta y bastante curiosa desde niña, cosa que me imagino te ha llenado de problemas.
De pequeña mis padres y mi abuela me ponían a rezar, tal como un ritual todas las noches aquella oración en memoria de los ángeles guardianes, recordándoles que estamos y recordándonos que ellos están. Tal como me enseñaron este mismo ritual se lo enseñé a mis pequeños, que lo repiten todas las noches en mi presencia. Pero además de ese pequeño momento de la noche, paso todo el día ignorando su presencia, realmente casi nunca recuerdo que está conmigo, para nada atribuyo sus favores a su mano sino a la mía, o al destino o al prójimo que fue grato conmigo.
Nunca te ha pasado que has estado a centímetros de tu muerte y “algo” mágicamente te lo quita del camino y sales sin un rasguño?, - como el despiste que acaba de poner de ejemplo-.
Pues se me ocurrió escribirle un cuento a mi ángel, algo así como para que se sienta conmemorado, para que se dé cuenta que lo necesito, y que hoy no solo no sea solo por la noche, cuando infantiles y sabia palabras me recuerden que está conmigo.
Acaso te acuerdas tu del tuyo? O te pasa casi lo mismo que a mi? Tu y yo, que compartimos mundos y peligros, que desafiamos tantas veces a la vida y nos encontramos haciendo bungee jumping con hilos de telaraña. Pues bien, aquí te dejo mi cuento, lo quiero compartir contigo para que lo leas, o se lo leas a tu ángel, quizá se alegre como el mío. Ahí te va:

De repente sentí un escalofrío, estaba hablando contigo y no te escuchaba más… Te habrías ido o habría dejado de escuchar yo?
Todas esas quejas que te repito día a día y vos, sin voz para decirme que me calle ya, que te deje en paz aunque sea por un ratito, que te de un descanso, un momento a solas; porque ni siquiera cuando duermo tu reposas – me tomas de la mano y me llevas a volar, pero creo que en esos momentos soy más sencilla, más moldeable, menos humana; un poco mariposa, quizá hasta un poco ángel-.
Te ignoro la mayor parte de las veces, se me olvida que caminas a mi lado, que me velas. Olvido que nunca estoy sola, que soy parte o la totalidad del trabajo que tomaste cuando decidí nacer.
Las veces que he llorado!!! Tantas veces que he preguntado y digo no tener respuestas, seguro estabas del otro lado muerto (o muerta, la verdad que no sé que género tienes) de angustia, que me levantas y yo muñeca de trapo que caigo de nuevo. Mi pobre consciencia, mi querido desvelo, yo tan egoístamente humana y vos tan bueno!!
Pero te escribo para que sepas que he tomado consciencia de tu presencia, me he dado cuenta absolutamente que estas conmigo y que cuando mis ojos lloran mi mano es la tuya que me limpia la cara, que es tu respiración la que siento por la noche cerca de mi, que es tu brazo el que me empuja a seguir por el camino y que son tus cosquillas las que me hacen reír sin entender.

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