martes, 8 de julio de 2008

Tengo para ofrecerte mis brazos que se abren como alas y saben volar a lugares lejanos cuando cierro mis ojos y me dejo llevar por esas cosas que sueño.
Tengo mi cabeza llena de flores de colores y de ideas que no se quedan quietas, algunas de ellas se suicidan desde lo más profundo con la esperanza que las encuentre cuando limpio mi alma.
Tengo el corazón un poco cocido he de confesar, le pongo remiendos de telas de colores que recojo de las calles, de las casas, de mis amigos que me dan sus pañuelos para secar mis las lágrimas. Y así, cada vez que me lastiman decido ponerme un parche y no sentir más; respiro profundo y me perfumo y vuelvo a salir de la jaula donde me escondo cuando estoy herida y vuelo libre con mi nuevo corazón, otra vez vuelo buscando las nubes y los aires que me conocen.
Tengo todo lo que he querido porque me lo regalan, porque me lo he ganado. Tengo la paciencia para esperar que llegues y me abraces fuerte. Tengo la paciencia para esperar que te florezcas o florezcan mis jardines dormidos.
Tengo la esperanza de encontrar la sonrisa perfecta cuando despierto. Tengo la esperanza de verte soñar aquí conmigo, de verte como me respiras mientras yo te miro. Tengo la esperanza de ver que te quedas entre mi cuerpo buscando el reposo que puedo darte, buscando más que solo un cuerpo, clavándote en mi alma y convirtiéndote en parte de esto que voy pintado para mi.
Tengo para ofrecerte mi risa que también revolotea y llena de sabores los lugares donde estoy. Tengo mil besos que podrían ser tuyos para que lo tomes y los guardes como recuerdos dentro del alma, como colecciones de esas cosas que no se olvidan, de esas cosas que perfuman la cara.
Tengo mariposas en el estómago cada vez que te pienso. Ellas que me mueven por dentro y me desordenan las ideas. Hacen que me sienta grande y pequeña, que me confunda y me aclare. Mis mariposas no se quedan quietas, buscan espacios para salir. Me salen por la boca cuando te beso, me salen por los ojos cuando te miro y me salen del alma cada vez que imagino que si te pienso me podrías estar pensando y que podemos conectarnos en la cadena de nuestros pensamientos, que podemos estar juntos en este segundo con solo pensarlo.
Tengo la vida corta como la de un bicho!!!
El tiempo en vida insecto


Me dices que me ves poco, que se convierten en eternidades las horas, los días, las semanas que pasamos sin vernos… Tu tiempo se alarga, a veces se acorta…
Si miras la vida con ojos de insecto, las horas, incluso los minutos; no, no los mismos segundos son eternidades para vos.
Nuestras vidas son tan cortas para el cosmos, tan insignificantes como sentimos, como la vemos.
Imagina los días de un escarabajo, de una hormiga que sus vidas son tan cortas como una semana nuestra, como una jornada de nuestro trabajo del que nos quejamos constantemente de estar exhaustos…
Me miras con tus ojos profundos y los segundos pasan, pasan las horas y nos sumergimos uno en el otro absorbiéndonos, dándonos lo poco que podamos, o lo máximo que se pueda por los momentos en que podemos despegarnos del mundo.
Nuestra vida se reduce a esos mínimos instantes que se vuelven nuestras vidas… Nuestros encuentros profundos donde respiramos los segundos de vida que nos queda, donde encontramos instantes que se vuelven milenios y se detiene el tiempo, al menos para nosotros, cuando encontramos portales fantásticos a donde transportarnos.
Perdemos tantos momentos, perdemos la vida en enredos. Nos dejamos guiar por el bombillo como las polillas, nos olvidamos de ver el sol. Nos atrapamos en las ventanas y tratamos de salir a través de ellas; nos damos miles de veces contra los vidrios y no encontramos la salida.
Nuestras alas atadas al tiempo. Nuestra juventud que es una bomba de tiempo y nuestra edad que avanza a pasos agigantados como si fuéramos insectos y nuestras vidas se hace cortas y sin miedos.


Para vos, que me llenas la cabeza de ideas!!!!!