Hoy por hoy es un día normal, me he despertado, me quité un poco el pelo de la cara, traté de estirarme y medir la calidad de energía con la que amanecía. Te miré a mi lado y estabas todavía dormida, entre bostezos y mucho sueño te has despertado y me miraste a los ojos y desenvolviste tu cuerpo de mariposa recién nacida, ahí estabas toda tu en tu esplendor de los días dormidos, esperando ver el nuevo día que se refleja por la ventana de mi habitación, aún en medio tinieblas y sin ganas de despertar.
Entonces traté de levantarme y estirarme un poco, estabas tan bella entre dormida y despierta, tratando de hablar conmigo de algo de tus sueños, algo así como que soñaste con cometas y cosas de esas con las que sueles soñar mi niña tierna, - pensar que por lo general yo sueño pesadillas y monstruos que me persiguen, momias y gritos-. En fin me contabas cosas extrañas de ese planeta al que vas cuando te soltás de mis brazos y viajas despacio por entre las nubes. Luego, entonces me levanté despacio y me senté en la cama mientras tu hacías volteretas y sonreías espacio. Busqué mis pantuflas, que no sé por qué diablos amanecen siempre en un lugar distinto al que las dejé la noche anterior – tu, mi pequeña, me dices que son los duendes- Entonces logré ponerme en pie y caminé hasta el sanitario donde todos los días veo reflejado mi rostro en el espejo que se asustará seguro de verme. Mientras cepillé mis dientes entraste cuatro veces a contarme que tienes una nueva amiga, que quieres ir de compras, que te peinarías distinto esta mañana y que los zapatos nuevos te lastiman; todo lo escuché con atención mi precioso caramelo y te miraba atenta mientras hablabas para entender bien tus muecas, esas que haces al hablar y ni te das cuenta.
Más luego bajé a desayunar y ya habías puesto el café y habías sacado los huevos, me hiciste mil preguntas a las que repondí la mitad, me hiciste reír un poco y luego bailamos esa canción de la radio que tanto te gusta.
Qué poco recuerda la gente de sus amaneceres, yo sin embargo los archivo cada uno como mis tesoros, especialmente porque estas vos en todos ellos con tus bromas y tus tristezas y hasta esos días de mariposa enferma que no logro comprender al 100 por ciento, pero en fin quién soy yo para apagar las luces y dejar de creer solo porque un día a dos te sintás diferente, algo afectada, furiosa y desastrosa. Seguramente yo también tendré de esos días y vos te haces la indiferente, me sonríes igual, me abrazas igual y me buscas igual, esperando que en algún momento de lucidez te de la mano y te diga alguna que otra cosilla de esas que te hacen sonreír y estar loca conmigo.
Cuántas veces mariposa me llenas la cabeza de flores y estas me perfuman hasta el alma. Cuántas veces mi vida depende de esa sonrisa cuando me levanto. Hacia dónde caminaría yo sin tus manos que guían mi destino?
Para Isabella con amor….
2 comentarios:
Adoro este cuento...en serio!!! lo adoro, me imagino "the picture" y las amo a las dos...
Creo que solo resumir lo que siento, un amor verdadero!!!
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